jueves, 24 de mayo de 2012

El interes de los jovenes por la Politica.

Demoscópica Consultores
El diario El Mercurio hace algunos días publicó los resultados de una encuesta, que mostraba que sólo el 43% de los jóvenes inscritos en el nuevo padrón electoral, tenía decidido votar en la próxima elección municipal. Ello nos motiva a reflexionar sobre el tema, independientemente de los reparos metodológicos que nos merece el estudio. Para aproximar un juicio al respecto, es necesario previamente, realizar un análisis de contexto acerca de lo que ha sido nuestra transición.
Durante el largo proceso de democratización que hemos vivido, se han logrado importantes niveles de madurez y estabilidad política, como así mismo, se ha alcanzado un mejoramiento económico importante de las personas, a pesar de lo cual, subsisten importantes brechas de desigualdad entre un reducido grupo de familias que tiene mucho y un sector muy numeroso de la población que tiene poco.
Como sabemos el aumento del PIB ha crecido significativamente y da cuenta del desarrollo logrado por el país a nivel macro en los últimos años, pero éste no capta y no mide necesariamente el progreso de las personas, como tampoco explica la distribución del ingreso.
Este parece ser un factor central para explicar el descontento que manifiestan los ciudadanos, y en particular los jóvenes, sobre nuestra sociedad.
Este hecho también puede ayudarnos a comprender, o a lo menos explicar, la baja participación de la juventud en política (tendencia extensible a la ciudadanía en general), con el consiguiente efecto negativo que tiene su disminución sobre la calidad de nuestra democracia en el futuro.
La última encuesta nacional de la juventud, muestra que la valoración positiva que los jóvenes hacen de la democracia como sistema preferido a cualquier otra forma de gobierno es superior a la indiferencia o rechazo que les produce vivir o no un régimen democrático (43,0% y 28,8% respectivamente). Pero esta preferencia por la democracia se acompaña de un alto porcentaje de jóvenes que manifiestan una opinión negativa de los partidos políticos y el parlamento, elementos consustanciales a un sistema democrático.
Lo anterior nos lleva a pensar que los jóvenes, más que rechazar el sistema de partidos políticos, anhelan que éstos resuelvan satisfactoriamente sus propias expectativas, muchas de ellas generadas por la estabilidad democrática y las mejores condiciones de vida existentes. Esto también vendría a confirmar lo que algunos sostienen, en el sentido que los jóvenes más que estar molestos con la democracia, están molestos en la democracia.
La encuesta nacional de la juventud del año 2006 caracteriza a los jóvenes de acuerdo al grado de satisfacción que manifiestan con la democracia, configurando tres tipos que ayudan a comprender el fenómeno antes descrito.
Están los jóvenes “insatisfechos con el sistema democrático”, que son aquellos que le asignan una baja importancia a votar y pertenecen a un nivel educacional medio y nivel socioeconómico medio y nivel socioeconómico bajo. La mayoría de ellos “no prefiere la democracia a otra forma de gobierno”, no estaban inscritos en los registros electorales y no creen en la fuerza del voto para cambiar las cosas.
También están los jóvenes que manifiestan “satisfacción media con el sistema democrático”, son quienes le asignan relativa importancia a votar y pertenecen a un nivel educacional medio y nivel socioeconómico bajo; la mayoría de ellos muestran estar más dispuestos a dejarse convencer a votar.
Finalmente, están los jóvenes que se manifiestan “satisfechos con el sistema democrático”, son quienes le asignan mayor importancia a votar; la mayoría cuenta con nivel educacional y socioeconómico más alto que los anteriores, manifiestan mayor satisfacción con el sistema democrático y valoran el derecho a voto de los ciudadanos.
Confirmando lo anterior, un estudio reciente realizado por Demoscópica, muestra que el factor percibido como el más negativo de la situación del país es que “existe mucha desigualdad” (55,8%), mientras que el tipo de igualdad deseable por la mayoría es una en que “todos puedan progresar, sin importar las diferencias” (51,2%).
En el contexto descrito, para que los jóvenes voten en la próxima elección, será necesario encantarlos y convencerlos con propuestas concretas y creíbles, pero sobre todo demostrarles que la democracia es capaz de resolver sus demandas y de incorporarlos al sistema, de una manera tal, que sus opiniones e inquietudes son tomadas en cuenta en las decisiones que los afectan. 
 
 

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